Páginas

viernes, 9 de diciembre de 2011

Relato 5 - Intenciones

INTENCIONES, de F.J. Rohs

Yo soy escritor.

Tenlo en cuenta. No lo olvides.

Te quiero engañar, mentir, estafar. Te mostraré mundos irreales y te perderé por ellos. Te llenaré de ansias de volar, de luchar. Sufrirás. Morirás. Trataré de que pierdas la noción del tiempo, olvidarás las horas y pasarás páginas y páginas creyéndote mis historias y viviendo en mis mundos. Pero no, no te confundas, me importa muy poco lo que pienses, sueñes o sientas. Importa lo que escribo y mis intenciones.

Te provocaré ilusiones que bien sabes que no existen. El amor roto, desgarrado, que se marcha bajo la lluvia y tu corazón se va con él mientras tus pies cobardes retroceden. Creerás que esas miradas soñadas que se cruzan furtivas podrán llegar más lejos; que podrán convertirse en caricias, que podrán romper tu vida… Sí, porque somos así, a veces queremos que nos rompan el corazón. A veces queremos llorar por amor. Sí, joder, así somos, a veces queremos coger el coche y alejarnos por una carretera olvidada y seguir, seguir y llegar a ninguna parte… y volver a empezar; y que alguien nos vuelva a romper el corazón con un beso y, el alma, con un adiós. Sí, creerás que esos susurros entre las sabanas los escucharás alguna vez en tus mundos, esos mundos que te llegan los días de lluvia, los días de Bourbon y silencio, los días de humo y Ben Harper cuando susurra sin fuego y ni hielo. Esos días donde Peter Pan es tu ídolo y Wenddi tu sueño; esos días donde regalarías los putos años de rutina y serías capaz de vender a tu madre por recuperar los años perdidos porque te empeñaste es ser maduro, demasiado maduro. Estúpido. Muy estúpido.

Sí, creerás que esos besos… Joder, esos besos sólo los podrás soñar. Esas caricias… Ni siquiera eso. Y levantarás la cabeza y pensarás que alguien en algún mundo, en alguna tierra, en algún loft vacío y frío se rompe la cabeza y desgarra su ropa y estampa la botella de whisky y explota y da puñetazos a las paredes y llora como un niño porque alguien dejó de amarle o dejó de besarle o, simplemente, le dejó… Sí, claro que lo sé, no soñarás con ser quien marchó, no, así somos joder, queremos ser el que estalla la botella contra el espejo al tiempo que le estalla el corazón al mirar una foto con su recuerdo. Y alzarás tu mirada de mis páginas y buscarás quien así te pueda amar, con tanto daño, con tanto odio… Necesitarás saber si realmente se puede sentir ese dolor, porque tú jamás lo sentiste, porque cada noche triste lo imaginas entre páginas amarillas, porque, coño, envidias el amor que duele, el que destroza, el que emborracha, el que esclaviza, el que mis páginas describe, el que, debes saberlo, …ya no existe.

Pero te lo repito. No me importa por lo que tú suspires. Escribo y sólo tengo una intención al hacerlo. No, no me importan tus sueños… Me importa el por qué lo escribo. Me importan mis intenciones, no tus lamentos.

Te convertiré en un asesino y lo disfrutarás, jamás te lo confesarás, pero todos somos, de alguna forma, asesinos; así es nuestra alma. Serás una puta y, al mismo tiempo, te acunarás con los brazos de tu propio asesino. Te mirarás a los ojos, al escote, llevarás tu mano desde sus tetas hasta sus bragas. Se las arrancarás, te la tirarás y en éxtasis del mutuo orgasmo, llevarás tus manos a su cuello y con un sesgo… sentirás la sangre templada entre tus fríos dedos. Serás, al mismo tiempo, puta y asesino, sí, porque así a veces lo sentimos, lo queremos. En noches inconfesables y oscuras, de ojos absortos, vas a mundos sórdidos que te aterra sentir. Y leerás a asesinos y sin saber porqué, los admirarás con todas sus tinieblas, por su poder, por su decisión, por la frialdad tenebrosa de su cuchillo. Por su insensible corazón… Yo qué sé. Porque somos así y el mal es un imán que nos atrae y nos confunde cuando nuestras vidas van mal, jodidamente mal. Y también querrás ser puta y sentirte indefensa. Sentirte débil, sentirte perdida y meterte entre sábanas arrugadas y sucias y dejarte hacer mientras llevas tus ojos al techo e imaginas… que el que está encima tuya algún día llorará y estampará botellas en el espejo y romperá su cabeza en un loft vacío porque tú has dejado de amarle o has dejado de besarle o, simplemente, le has dejado…

Así lo sentirás porque así lo querré yo. Así lo aceptarás y seguirás equivocándote. No, esa no es mi intención. Me importa una mierda si eliges puta o asesino, sólo me importan mis intenciones.

Querrás sufrir y a la vez, salvarte. Ahogarte en un mar embravecido, naufragar y abrazando un trozo de quilla, querrás morir al tiempo que esperas renacer en otro mundo. Quieres alejarte, volar lejos, más allá del horizonte. No sabes dónde, pero no, en éste paisaje tan oscuro no quieres estar. Prefieres ahogarte, sentir como tragas el agua salada de tus lágrimas entre las olas de un mar desconocido. Querrás llegar a alguna parte, impregnarte con la brisa o con la arena de la playa, con las manos de otro o con las de nadie, pero lejos. En una isla que no existe. Y vivir desnudo, sólo, no necesitas a nadie. Tumbarte en la arena de la playa, sentir la espuma en tus pies, mirar a las estrellas, cazar fugaces y dormirte sin pensar en nada ni nadie. Y despertar en un rojo y silencioso amanecer, incorporarte y sentir como naces cada día en esa luz que los ladrillos nunca dejan ver. Y llorar sin saber porqué. Porque es bello. Porque estás solo. Porque quieres a alguien. Porque no quieres a nadie. Porque nadie te quiere. Cualquier razón te vale para llorar. Sólo quieres llorar en ese amanecer sentado en la playa. Y vivir sin más, no necesitamos más, joder, por qué nos empeñamos. Nos basta una playa con sus noches y mañanas. Nos basta con volver a sentarnos por la noche rumiando cualquier cosa y mirar al horizonte, por donde se va el sol, por donde llegarán las estrellas y sus fugaces. Porque todos queremos ir lejos, más allá de nuestros sueños, cerca, muy cerca de lo que lees. No, claro que no, a nadie nos gusta esta mierda de mundo. Por eso lees, pero, no te olvides, por esa razón yo no escribo. No me importan tus viajes. Me importan mis palabras y mis intenciones.

Conseguiré que sientas mis historias y mis frases como yo las siento. Como droga, una droga que, sí, no te engañes, también mata. Quiero que entre temblores de yonki acudas a mi cada tarde gimoteando por una dosis. Que agarres nervioso mis páginas con la ansiedad del que ya está muy jodido. Que tu mano no atine a pasar las hojas, que a tus ojos les cueste centrarse cuando trates de inyectarte una frase en tu corazón, que tus lágrimas duden cuando esnifes una palabra. Quiero que te bebas el alcohol de mis ideas y te tumbes y que todo te de vueltas y veas dragones, naufragios y asesinos acechándote; quiero que la mente te zumbe y se vaya a otra parte, lejos, al sórdido callejón de un asesino, a una isla que no existe, a un loft vacío. Y te dejes llevar y te sientas ido y que una sonrisa estúpida asome en tus labios y no la puedas evitar. Quiero que te duermas derrotado soñando con mis historias sobre tu pecho, dentro de él, para siempre, enganchado, borracho, drogata… Quiero ser tu camello.

Pero… por última vez te lo digo: No me importan tus sobredosis o si controlas tu vicio. Importa lo que escribo y mis intenciones.

Sí, claro que te necesito. Necesito que me leas. Que me sientas. Pero lo necesito como el drogata necesita un motel sucio. Como un náufrago su trozo de su quilla. Como un asesino a su cuchillo. Como una puta sus sueños. Sí, te necesito porque ya vendí mi Loft vacío. Te necesito sólo por eso. Nada más que por eso. No pienses que tú cambiarás algo. Seguiría escribiendo como el drogata consumiendo o el asesino matando o la puta soñando. Necesito escribir porque sino muero. Mis palabras son demonios. Mis frases son torturas. Mis historias son los fracasos de mi vida. Necesito rajar mi corazón y sacar de él un millón de versos. Romper  mi mente y liberarme con cien relatos. Necesito, sí, necesito partirme en dos el alma cada día, en cada hora y sacar de mí todas estas cosas que te he descrito y que cada día me acechan y me apresan y me aterran y me joden la vida en mi silencio sin sentido, porque sí, de alguna forma, todo esto… Joder, todo esto lo he vivido.


EL AUTOR:

Me dio por nacer en un cálido invierno de 1976 en, según la Universidad de Siracusa, el lugar con mejor clima del mundo: Las Palmas de Gran Canarias. Y casi lo hago en el Taxi pues mi santa madre, tras cinco hijos, ya no tenía fuerzas para respetar los plazos de la naturaleza.  Nada más nacer, el doctor fue corriendo a mi padre y le dijo: «Lo siento, no hemos podido hacer nada. Ha Nacido.» Y me puse a llorar. Mi padre era delgado y con gafas. Yo nací gordo y sin gafas. Mi madre guapa y charlatana. Yo nací feo y sólo sabía llorar. Pero las cinco pruebas anteriores de mis padres, su buen hacer y mi herencia genética provocaron que fuera un chico listo e imaginativo, por eso cuando ya siendo adolescente una chica me propuso ir a su casa porque no había nadie, imaginé que tendría mi primera experiencia sexual. Allí que fui y, efectivamente, no había nadie… Y me puse a llorar. Torpe con las mujeres, callado y autista, cuando ya había construido todo lo imaginable con el Tente, decidí ponerme a escribir poesía y tan mal lo hacía, que otra vez me puse a llorar. Cuando a mi hermano inmediatamente superior le dio por irse en una curva, al enterarme, también quise llorar, pero esa vez no pude, así que cogí una hoja y una pluma y lloré sobre ella. Así fue como empecé a escribir… mejor. Desde ese momento no he dejado de hacerlo. He escrito en lugares que vosotros no creeríais… Describir chicas en llamas más allá de la pista de una discoteca. He escrito en el banco de una iglesia en la comunión de un sobrino. He escrito en la clase de ecuaciones diferenciales, en la de matemáticas discreta, en procesadores de lenguaje… Y todos esos momentos no se perderán como lágrimas en la lluvia porque los atrapé en una colección de Relatos y cuentos y, sobretodo, en una Novela de mil páginas llenas de Ciencia Ficción bastante real que  algún día, estoy convencido, un editor tarado se arriesgará a Publicar. Cuando terminé la Novela (Semiya, Siembra y Revolución) casi me pongo a llorar pues no sabía qué iba a escribir después de pasar diez años escribiendo la misma historia. A punto de asomar una lágrima, un día que comía en un parque, una paloma y un cabreo me obligaron a coger un boli y comenzar a escribir un asesinato. Así nació mi segunda Novela, esta vez policiaca y de suspense: Palomas y Gorriones.

Desde entonces, ya sólo lloro cuando mis hijos se despiertan a las 4 de la mañana y mi mujer me da un codazo porque es mi turno, o cuando pongo Telecinco. El resto del tiempo, escribo. 

12 comentarios:

  1. Pues tengo mis dudas, no sé si me ha gustado más el relato o esta biografía del autor...
    Empezaré por el relato, me cuesta encontrar buenos textos, si os soy sincera, textos que me arranquen de verdad la tirita que tengo por aquí (estoy señalándome) puesta, pero con este no he tenido que arrancármela, ella sola salió disparada para dejar pasar un relato digno de ser enmarcado, joder, que es cojonudo, pero de los buenos buenos. Mi mas sincera enhorabuena a ese escritor "llorón" del que hasta su "matrón" se tuvo que disculpar, del que me dio penita saber que mujeres excesivamente "graciosas" le hicieron dar paseos a casa abandonadas en balde, un escritor del que tengo que informarme más, me has enganchado y seguro que la próxima dosis me la querrá cobrar, estas drogas funcionan así. Muchas gracias.
    Un beso

    (Perdón por el excesivo e ininteligible comentario que dejé)

    ResponderEliminar
  2. Pues sinceramente, Irene, lo he leído tres veces, pero no por complicado, sino por gusto... Igual he dejado el listón muy alto y ahora defraudo... jeje, seguirá siendo válido tu comentario, para empeñarme en mejoras! Gracias también por aquí!

    ResponderEliminar
  3. me gusta, tienes razón no nos importa lo que piensen los lectores sólo nos importa lo que nosotros querremos hacerles creer. La biografía genial.

    ResponderEliminar
  4. Muy bueno, me ha encantado ;-DDD Niño, tienes muchísimo talento, felicidades. Y tu bio, soberbia jajaja.

    ResponderEliminar
  5. No se si ponerme a llorar directamente o a dar besos al autor de este relato, la verdad es que es mi mentor en parte de mi historia literaria, gracias a él saqué mis letras del cajón, su blog enamora, sus letras son apasionadas y detrás de ellas hay una gran persona. Felicidades, Jose, besos y abrazos, nunca dejes de creer en ti.

    ResponderEliminar
  6. Uis, por Dios... No estoy preparado para los halagos! Si seguís así me va a pasar lo que a Rostand con cyrano! Gracias a todos

    ResponderEliminar
  7. Pues si no está preparado para halagos..., JÓDETE,amigo!!

    Tu escrito me ha parecido de verdad excelente. Un poco de sufrimiento y de premura poética trasladada al relato. Jódete, digo, si no te gusta que te llamen poeta, pero es poesía alargada en prosa, o prosa poética o como coño se llame. Si pensabas que ibas de duro, aquí la has cagado, amigo :)

    ResponderEliminar
  8. Coño! A cuadrarse to´er mundo! Que está aquí D. Pedro! Gracias amigo! Pero no te confundas, que nunca he renunciado a mi venita poeta! Pásate por mi blog y lo comprobarás!
    Gracias crack!

    ResponderEliminar
  9. Aunque ésto no sea para nadie, aunque sea la escritura masturbatoria que te salva la vida, que fumiga a los apestosos piojos del dolor; es la misma que nos empuja a todos al abismo. Enhorabuena por la reflexión. Realmente cojonuda.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  10. Eso es ser un escritor...
    Magnífico relato.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  11. Más que el relato, me ha gustado tu prosa, sí, posees el estilo que me gusta, que me engancha y que me mantiene pegada a la página sin casi darme cuenta de que ésta va cambiando de número, esa prosa que me mantiene despierta pensando: "sólo un capítulo más y lo dejo por hoy, que el despertador suena dentro de tres horas..." y que me hace irme a trabajar sin haber pegado ojo. Tienes talento. Y espero volver a leer algo tuyo. El talento no es algo que abunde, ¿sabes?

    ResponderEliminar
  12. Esgarracolchas, eso de masturbatoria nunca lo había pensado... y es bastante cierto! B.A Magaña, mi blog es tu casa, adelante. Gracias a los dos y a Julio G. Martín también!

    ResponderEliminar